Cordelia Astra estaba sentada disfrutando de la tan esperada paz y tranquilidad. Finalmente, todo el equipo estaba reunido, y ni siquiera podía considerar que el tanque era una pérdida: el gato estaba tumbado en la caja de proyectiles, arropado por la calidez; lo único que delataba que prestaba atención era el suave movimiento de las orejas que giraban en dirección a los sonidos.
Parecía que la historia había llegado a su fin. Aún quedaba un paso, pero Cordelia no quería darlo; quería prolongar un poco más esa maravillosa sensación de serenidad.
La bruja se llevó la mano a la espalda, donde tenía una bolsa de tela atada al cinturón. ¿Había llegado el momento?
El fuego crepitaba con alegría. Sybill sopló la llama del malvavisco y le dio un crujiente mordisco.
Aurelia se relajó y contempló las estrellas. Una luz azul apareció en el frasco de cristal que tenía en la mano izquierda. Levantó la mano con un aire pensativo y vio unos pequeños y espinosos relámpagos que crepitaban alrededor de sus dedos. La bruja juntó los dedos y soltó un gran relámpago serpenteante que fue a parar a algún lugar sobre los árboles. El frasco condensador desapareció.
—¿Ahora solo es así? —preguntó Dei.
—Sí, solo lo que pueda hacer sola —dijo Aurelia encogiéndose de hombros—. Lo más básico. No puedo abrir un portal.
—Podrás hacerlo algún día. Estás empezando a controlar mejor la magia. El grimorio no era más que una herramienta. Mi padre decía que era como una muleta: tarde o temprano, tendrás que dejarla y caminar por tu cuenta —dijo Deirdre sonriendo.
—Tengo mucho que aprender —respondió Aurelia devolviendo la sonrisa—. Llevamos mucho tiempo atrapados aquí.
—¿Y si es lo mejor? No me arriesgaría a regresar a casa. ¿Y si vuelvo a convertirme en tanque? Caudamius se alisó el pelaje, que se le había erizado por el miedo.
—Yo tampoco tengo prisa —comentó Sybill mientras masticaba su malvavisco—. Cauda tiene razón; es lo mejor. El libro sucumbió en el pantano junto con el tanque, así que allí es donde debe estar. Estás mejor sin él, hermana. Esa cosa era peligrosa.
—Yo lo controlaba. No me habrían dejado conservar un artefacto con ese poder si no pudiera manejarlo.
—Te dieron el grimorio para que lo mantuvieras alejado de las personas equivocadas —dijo Cordelia. —Y esas personas eran cazadores...
—Sí. —Sybill soltó una risita. —¿Cuál era su nombre...? ¿Jack el Mojado? ¿Jack el Pegajoso?
—Jack el Astuto —masculló Aurelia. —Yo también pensé que era un ratón de biblioteca...
—Ay, esos intensos ojos marrones —suspiró Sybill mientras miraba con ojos soñadores por encima del fuego—. Esos poemas a la luz de la luna...
Bajo la tenue luz del fuego, nadie reparó en las mejillas sonrojadas de Aurelia.
—De acuerdo, hermanas, suficiente —dijo Cordelia incorporándose—. Lo pasado, pisado. Ese pequeño bribón recibió su merecido, y es probable que nunca volvamos a verlo. Tenemos que concentrarnos en nuestro futuro.
—Dei, tal vez tú podrías... —comenzó a decir Aurelia.
—No podría —interrumpió Deirdre con firmeza—. No soy mi padre, ni de asomo. No voy a jugar con cosas semejantes y no creo que él mismo volvería a crear un libro como ese.
Cordelia estiró los hombros.
—Es lo mejor —afirmó—. Este mundo no es tan malo, y nuestros talentos pueden resultar útiles aquí. Podemos hacerlo. Debíamos mantener el grimorio de Aurelia lo más alejado de O'Tool, y así lo hicimos. No hay lugar más alejado de Jack que este.
Las brujas continuaron su conversación, y nadie prestó atención a Cordelia, que se alejaba. Vagó por el bosque durante unos minutos hasta que encontró lo que buscaba: un pequeño lago redondo que parecía bastante profundo.
Cordelia Astra sacó un paquete harapiento y lo desenvolvió. A la luz de la luna, el enorme libro forrado en un grueso cuero brillaba de forma tenue y amenazadora. Se trataba de una magia antigua, sombría y muy poderosa, pero que era la clave para abrir un portal hacia su hogar.
Cordelia se detuvo a pensar una vez más. Todo se había salido de control, y el plan se había desvanecido. Pero se las arreglaron, incluso ellas solas. Cada una descubrió su mejor cualidad. Y, ante la situación crítica, cada una de las hermanas se volvió más fuerte. Más valiente y más responsable... De repente, la idea de quedarse allí no le pareció tan mala.
—Tú te quedas aquí —ordenó la bruja, mientras enviaba el grimorio volando hacia el centro del lago.
Luego sonrió; por muy astuto que fuera Jack O'Tool, nunca obtendría el libro. Y eso significaba que habían cumplido con su misión.
Aquelarre de Halloween
Este paquete contiene cinco estilos 2D, cinco conjuntos de calcomanías y una tripulación única de cuatro brujas y un gato parlanchín.
Todos los miembros de la tripulación tienen la pericia Aquelarre (similar a Hermanos en armas) y suficiente experiencia para entrenar una pericia o habilidad adicional al 100 %.
Para activar el doblaje especial de la tripulación en el que oirás las líneas de los personajes y comentarios, elige un vehículo y coloca a los personajes del evento según sus cualificaciones principales.
Displate ofrece un amplio abanico de pósteres metálicos en varios tamaños. Gracias a su sistema magnético, estas impresiones de metal no requieren elementos de perforación o un taladro para adherir a las paredes. Y hay algo aún mejor: por cada producto Displate que compres, se plantará un árbol. ¡Así que adorna tus paredes, agrega más tanques a tu habitación favorita y salva el planeta al mismo tiempo!
