¡Comandantes!

La colaboración entre World of Tanks y Warhammer 40,000 está llegando a su fin. La temporada VIII del Pase de batalla está ambientada en un oscuro futuro en el que la humanidad está sumida en un conflicto interminable, amenazada por herejes, mutantes y alienígenas de millones de mundos. Sin embargo, ¿cuál es la historia detrás de los personajes y qué hemos descubierto acerca de las batallas libradas?

Hace poco, nos sentamos con Michael Haspil, el loremaster de Games Workshop (empresa creadora de Warhammer 40,000), para conversar acerca de la historia, su pasión por la escritura y su opinión sobre los estilos 3D en el juego. ¡Vean la entrevista y sumérjanse en este rico universo a continuación!

Perfiles de los personajes

Conozcan a los comandantes y a los protagonistas principales de la historia de Warhammer 40,000. Lean sobre sus habilidades únicas, pericias emocionantes y características divertidas antes de concentrarse en el reporte de inteligencia. 

Completar los capítulos de la Temporada VIII les permitirá tener a estos personajes icónicos a su lado como comandantes. Sus habilidades para la batalla y sus aventuras para obtener el poderoso artefacto PCE (Plantilla de Construcción Estándar) los ayudarán a inspirarse en enfrentamientos cargados de acción. Sus armas y accesorios aparecerán en los estilos 3D inspirados en las facciones de Warhammer 40,000 que representan.

Adepta Sororitas

La Hermana Aspais es una hermana de batalla que posee una habilidad impresionante. Iniciada en Adepta Sororitas a corta edad, al igual que otras hermanas, se dedicó fervientemente a sus deberes como devota y se preparó para luchar cuando fuera convocada por el Emperador. Sin embargo, cuando dicha batalla se libró en la caída de Cadia, ella no estaba presente para responder al llamado. Y aunque una gran parte de su orden pereció, fue la fe de todos la que produjo un milagro e invocó a la gran Santa Celestine.  

La Hermana Aspais piensa que, de algún modo, fue su destino estar ausente en esa batalla, y siente que no haber estado allí constituye una marca de vergüenza eterna. Esta ferviente fanática dedicó nuevamente su vida a sus deberes de combate para que un evento así jamás se repitiera. Cuando vuelva a ser llamada para luchar contra las corruptas fuerzas del Archenemy, no solo estará preparada, sino que también tendrá las habilidades y el equipamiento necesario para acabar con la mayor cantidad que pueda. Su entrenamiento la ha llevado a comandar un tanque castigador, cuyo cañón de batalla y bólters pesados esperan a todos los que se metan en su camino. 

Ultramarines

Guardia de la Muerte

Orkos Zol Malvado

Krogler da Facegrinda, también conocido como mekániko Facegrinda, siempre está en busca de dos cosas: más velocidad y más Dakka. Tiende a ignorar cualquier otra cosa que no contribuya a esas dos cuestiones. No le importa saber lo que hay en las ruinas del planeta Tahnicus Mundi, excepto que las kozitas brillantez que hay dentro atraerán a toda clase de Pikudoz para ejekutar, y eso quizá le permita saquear alguno de sus tanques ligeros para conseguir... Sí, adivinaron: ¡más velocidad y más Dakka!

Informe de inteligencia

Listos para marchar
El módulo de aterrizaje los dejó a más de cinco kilómetros del objetivo, pero solo a tres de sus enemigos. El tecnomarine Vitarian se apresuró a liberar al espíritu máquina del Fortitudinis Caerulus, un poderosísimo tanque de batalla principal Repulsor Ejecutor de los Ultramarines. El teniente Volusad Thassius monitoreó las lecturas de su casco mientras todos los sistemas cambiaban de naranja a verde y se retiraba el seguro de las armas.

Los indicadores mostraban todas las armas del tanque: la principal, el destructor láser pesado, el cañón Gatling de campaña, una variedad de bólter pesados, bólter tormenta y cañones automáticos. Todas las armas ejecutaron los protocolos de autoanálisis y dieron la señal de que estaban preparadas. Todo esto sucedió en cuestión de segundos.

El avance de la vanguardia
"Sargento Goran", le dijo el teniente Thassius al conductor del tanque. "Somos la vanguardia. En marcha". El Ejecutor se impulsó hacia adelante, Thassius perdió el equilibrio momentáneamente y por poco cayó sobre el Adeptus Mechanicus Magus Dominus Nozick Beta-12, que estaba vestido de rojo. Resulta que el Magus era un reconocido tecnoarquélogo cuya especialidad se relacionaba con fuentes de poder exóticas.

Thassius lo necesitaba abordo del Fortitudinis Caerulus tanto como el tanque necesitaba un agujero enorme en el costado. Sin embargo, el Magus había escuchado por casualidad las palabras "Plantilla de Construcción Estándar" y se había autoinvitado a formar parte de la operación.

El líder del escuadrón asintió con la cabeza y levantó el dedo pulgar en señal de aprobación. El equipamiento y los incineradores de plasma estaban guardados. Llegado el momento, la escotilla trasera del Ejecutor se abriría y los revientainfiernos bajarían para purgar a cualquier oponente en su camino. Luego, de ser necesario, activarían la baliza de teleportación para permitir que la Primera Compañía desplegara veteranos ataviados con armaduras tácticas Dreadnought "Exterminador" con mortífera precisión. 

Avance acelerado
Thassius continuó avanzando y abrió la escotilla del comandante, que estaba ubicada encima de él. "Conozco mi deber", dijo entre dientes. Luego, se paró en los escalones de acceso, los cuales lo elevaban desde el asiento del comandante, y su torso quedó por encima de la torreta del tanque.

Columnas de humo negro ascendían por delante y poblaban el horizonte, alimentadas por miles de incendios provenientes de vehículos Xenos y herejes.

¡Ya vienen!
"Preparen las armas", se oyó el anuncio de Thassius. Los comandantes de los otros tanques acusaron recibo de la orden. "Se acercan guerreros Xenos desde las cero, tres, cero", informó uno de los Gladiadores.

Thassius giró el cañón automático sobre la cúpula del tanque. Detectó al objetivo casi al instante: un grupo de manchas que parecían torbellinos a la distancia, apenas visibles contra el turbulento y contaminado cielo gris. Los autosensores de su casco señalaron a cada uno de los objetivos, marcádolos con un identificador superpuesto en forma de diamante. Con esto, también quedaba indicada la distancia a la que se encontraban y velocidad a la que se aproximaban. Un momento después, los reconoció como aviones bombarderos orkos.

Tomó los manubrios del cañón pesado montado sobre el pedestal y quitó el seguro. "Orkos y demonios al frente", advirtió el sargento Goran desde abajo. "Apuesto a que nuestros hermanos traidores andan cerca también".

"¿A qué distancia se encuentran?", preguntó Thassius. "Más o menos a sesenta segundos", respondió el sargento.

Una escena de batalla perturbadora
Thassius activó el sensor del Ejecutor desde un subcompartimiento del visor de su casco. Al frente, a través de una nube de polvo y humo negro proveniente de una variedad de destartalados vehículos de los pieles verdes, pudo distinguir apenas una marea arremolinada de cuerpos de demonios y Xenos intercalados entre un montón de vehículos dispuestos de manera aparentemente aleatoria. Entre la multitud de pequeñas explosiones y fogonazos de los disparos, la enceguecedora luz proveniente de los rayos de los cañones de entropía herejes o kañones Zzap orkos ocasionalmente dibujaba la silueta del campo de batalla.  

Preparados para el ataque
Aplicó aumento y mejoró la calidad de la imagen de la arremetida. Dividió su atención entre los aviones bombarderos que se acercaban y la batalla. Nubes negras más pequeñas, que a simple vista parecían humo, se movían a voluntad, arremolinándose de aquí para allá contra los objetivos Xenos con un propósito claramente inteligente.  

Las moscas de la plaga infernal acompañaban a los herejes de la Guardia de la Muerte a todas partes. "Astartes herejes confirmados. Guardia de la Muerte", se oyó el anuncio de Thassius. "Aseguren todas las escotillas. Cambien a soporte vital interno". Thassius regresó al interior del Ejecutor y cerró la escotilla.

Observó las aeronaves de los pieles verdes acercarse, aparentemente sin una formación clara. Aun así, sus maniobras aleatorias para evitar o minimizar los disparos esparcidos funcionaban.

Lógica en su locura
Los orkos estaban atacando a la formación directamente en el flanco. Thassius no había pensado dar tanto crédito a Xenos, pero parecía haber cierta lógica en su locura.

Los bólters pesados en la proa del tanque cobraron vida. Thassius echó un vistazo a los objetivos del sargento Goran. Este estaba llevando su arma al límite, pero apuntaba hacia los soldados cuerpo a cuerpo en general y no a un objetivo en particular.

El fuego atrajo la atención de una de las máquinas de los demonios de la Guardia de la Muerte, una Oruga Epidémica, un tanque engañoso que supuestamente había sido creado por el mismísimo primarca demonio Mortarion. Thassius percibió su maligna inteligencia mientras esta le mostraba sus armas. Hizo girar la torreta del Ejecutor en su dirección.

El espíritu máquina del tanque analizó la distancia y velocidad a la que se aproximaban, y enfocó la retícula del objetivo en el vehículo enemigo mientras se cargaba el cañón principal. Alguien se comunicó con el Ejecutor de Thassius y exclamó: "¡Seis, a la derecha!". El teniente no logró identificar a quién pertenecía la voz.

El sargento Goran reaccionó y desvió el tanque hacia la derecha violentamente al mismo tiempo que Thassius se apartaba del camino de un disparo destructor de la Oruga que había visualizado. El movimiento abrupto arruinó la trayectoria de su propio disparo y, a pesar de que este se desvió mucho de su objetivo, era imposible no acertar a algún blanco en el tumulto de la batalla.

En medio de todo
Casi al mismo tiempo, una horrible explosión levantó tanto el lado izquierdo del Ejecutor que Thaddeus estuvo seguro de que iba a volcar. De algún modo, Goran logró enderezar el tanque. Los monitores parpadearon y el frente cayó en picada cuando las placas gravitatorias se desactivaron.

El Ejecutor se estrelló contra el suelo con un impacto tan potente que habría hecho papilla a una tripulación que no fuera de Astartes. Thassius echó un vistazo a Nozick Beta-12. El tecnosacerdote había desplegado dos brazos mecánicos adicionales desde el interior de su túnica roja. Se tomaban de los lados del compartimiento y lo ayudaban a sostenerse. El Magus miró a Thassius con sus lentes brillantes y artificiales que no parpadeaban, como si lo desafiara a encontrar algún problema. Parecía que el Magus iba a estar bien. Sin embargo, debía estar padeciendo la situación e incluso cuestionándose su decisión de acompañar a los Marines Espaciales.

Informe de situación
Aún no había bajas, pero era solo cuestión de tiempo. Habían recibido el impacto de un mortero de la Oruga o una bomba de las aeronaves. Tal vez ambas cosas. ¿Cuánto tiempo quedaba antes de que alguno se diera cuenta de que seguían con vida y concentrara sus esfuerzos en acabar con ellos?

El Ejecutor se balanceó y la energía fluctuó nuevamente. Thassius sintió los impactos cuando una serie de explosiones acribillaron el tanque y sus alrededores. "¿Vitarian?", le preguntó al tecnomarine.

"No fue un golpe directo. Estoy trabajando para restaurar las funciones", dijo Vitarian. Sonaba despreocupado, como si aquel contratiempo fuera solo una pequeña molestia. "Seis, soy dos. ¿Sigues ahí?" Thassius respondió, "Indomable como siempre, hermano. Esos disparos aturdieron al espíritu máquina de nuestros sistemas. Está recuperando la conciencia. Procedamos hacia el objetivo. Velocidad máxima. Nos uniremos a ustedes en un momento".

"Entendido". Liberaron sus bombas según el criterio de cada piloto.

Apoyo aéreo desconocido
Los lúmenes y pantallas de la cúpula del Ejecutor parpadearon al volver a la vida.

Otra explosión colosal hizo que el tanque resbalara hacia un lado y la energía se apagó una vez más; quedaron sumidos en la oscuridad nuevamente. "¡Por Guilliman!", exclamó Goran. "¿Dónde está el apoyo aéreo?"

"No se sabe", respondió Vitarian, imperturbable. "Pero casi no la contamos. Hay un problema, hermanos. El último impacto causó daños importantes. Es imposible restaurar la energía". "¿Completamente imposible?", preguntó Thassius. De ser así, tendrían que bajar inmediatamente o quedarían hechos trizas por los siguientes bombardeos.

"Un momento", dijo Vitarian mientras evaluaba el daño. "Tomará varios minutos como mínimo". Thassius tomó una decisión. "No tenemos minutos. Prepárense para abandonar y bajar. Nos repartiremos en los otros vehículos para continuar".

De nuevo en línea
La voz aguda y mecánica de Nozick Beta-12 intervino en la conversación. "Esta unidad corregirá las deficiencias. A un lado".

Vitarian hizo lo que puedo para apartar su voluminoso cuerpo fuera del camino del Magus mientras el tecnosacerdote se desplazaba desde su improvisado asiento plegable. Extendió sus mecadendritas equipadas con conectores y los enchufó a los receptores que se enlazaban directamente con el espíritu máquina del tanque. Otros mecanismos se extendieron y destellaron mientras abrían un conducto para soldar y reconectar el cableado en el interior.

"Progreso", dijo Nozick Beta-12. "Progreso. Progreso". Al mismo tiempo, sus miembros destellaban como tentáculos mecánicos. Las pantallas volvieron a la vida. "Se ha restaurado la funcionalidad parcial", continuó el Magus.

Un momento más tarde, Thassius percibió el zumbido de las placas repiqueteando a través de la superficie del tanque y de su armadura. El Ejecutor se inclinó mientras se levantaba del suelo revuelto y volvía a estabilizarse. "Me temo que el espíritu máquina sigue dormido", dijo Vitarian. "No tenemos apoyo del cogitador para controlar el fuego. ¿Magus Dominus? Cualquier ayuda extra es bienvenida".

"Negativo. Imposible. El espíritu está contrariado y debe ser apaciguado. El aumento de tiempo equivale a disminución en el éxito de la misión. Debemos continuar". Thassius asintió con comprensión. "Entonces lo haremos manualmente. Pongámonos en marcha, sargento".

Una voz desconocida
Una voz distorsionada crujió a través del vox: "¿Sigues ahí, hermano?". El tono era burlón y desdeñoso. "Habría sido una pena perderte contra los Xenos". 

"Identifícate", exigió Thassius. "Por supuesto. Tienes el honor de dirigirte al campeón Dolgoth Sepk de la Guardia de la Muerte. Quería que sepas que fui yo quien acabó contigo".

Un combate apresurado
Se encontraban tan solo a un kilómetro del objetivo, muy cerca a la velocidad que se movían. Al frente, los demonios y orcos enzarzados en la lucha se apartaron para dar paso a dos Orugas Epidémicas, que se apretujaron para desplazarse entre los soldados cuerpo a cuerpo. Dispararon con sus morteros epidémicos. 

El sargento Goran se desvió. Las explosiones no acertaron al Ejecutor, sino que dieron casi de lleno en un Gladiador lancero cercano. El lancero se las arregló para disparar y hacer un agujero limpio en una de las Orugas. Luego, las esporas corrosivas del mortero agujerearon y disolvieron el adamantio templado y el blindaje de ceramita del tanque Gladiador.  

Grandes trozos del chasis se pudrieron y se descascararon, y únicamente quedó una placa gravitatoria. Un momento más tarde, el Gladiador se estrelló contra el suelo, y empezó a dar volteretas sin parar. 

Thassius divisó a la Oruga dañada a través del visor en su casco. Su herida, causada por el lancero, ya comenzaba a curarse y se cerraba lentamente. El teniente disparó con el destructor láser pesado y propinó un impacto directo, pero pareció no tener ningún efecto. 

Problemas energéticos
"Vitarian, necesito más energía en el cañón principal", gritó Thassius. "Un momento", dijo el tecnomarine. Los motores resonaron al mismo tiempo, acompañados por una vibración al redirigirse la energía. "Inténtalo ahora".

Thassius observó nuevamente, a tiempo para ver a la Oruga dirigiendo hacia él las armas montadas a los lados. Apuntó su disparo e intentó apuntar directamente hacia el agujero en la Oruga. 

Disparó un milisegundo antes de que la Oruga hiciera lo propio. El impacto del láser del Ejecutor desvió el disparo de la Oruga e hizo un agujero limpio en el motor demoníaco. 

Sin titubear
Thassius avistó a la segunda Oruga y apuntó, pero antes de que pudiera disparar, un Karrokañón orko gargante apareció a toda velocidad. Este se estrelló contra la Oruga sobreviviente con la colosal aplanadora que tenía montada en el frente. Aplastó una parte del vehículo y tumbó el motor demoníaco, lo que provocó una cantidad letal de daño.

Thassius reguló sus disparos y envió una ráfaga del destructor láser directamente a través del costado del Karrokañón, hacia sus depósitos de munición. Fue recompensado con una explosión verdaderamente impresionante, por la cual trozos de chatarra y cuerpos de Xenos salieron despedidos a través del campo de batalla en masas de fuego, metal y sangre.

A medida que Goran avanzaba con el tanque hacia los restos mezclados del Karrokañón y la Oruga, Vitarian reguló las fuerzas gravitatorias provenientes de las placas, y creó una onda en arco que inmovilizó todo lo que se encontraba al frente. Los combatientes quedaron reducidos a masas sanguinolentas cuando el tanque pasó por encima de ellos.

"Asalto Furia, soy el teniente Thassius. Ya pueden descender. La baliza de teleportación será desplegada momentáneamente". No esperó respuesta. El sargento Goran frenó el tanque y lo giró ciento ochenta grados, de manera tal que la escotilla trasera apuntara hacia el objetivo. Thassius abandonó su puesto en la torreta. "Vitarian, ven aquí". Intercambiaron lugares, y Vitarian liberó el espacio alrededor del tanque con el cañón Gatling de campaña. La escotilla trasera se abrió.

"Permanece detrás de mí, Magus, y te llevaremos hacia tu PCE", exclamó Thassius. Recibió una oleada de lenguaje binario como respuesta mientras el tecnosacerdote permitía que los marines desmontaran.

Un último estallido
Una horda de orkos los encaró, cargando los últimos metros contra el Ejecutor. Los revientainfiernos los redujeron con plasma supercaliente mientras desembarcaban. Algunos de los pieles verdes estallaron a mitad de un paso cuando los rayos impactaron sobre ellos. Thassius activó su espada sierra Astartes y barrió el exterior del Ejecutor, blandiéndola en la mano derecha y la baliza de teleportación en la izquierda. Percibió movimiento entre él y la ruina. 

Un enorme mekániko orko se levantó desde un hoyo en el suelo. Thassius supuso que el orko había sido arrojado fuera del Karrokañón, ya que no logró comprender de dónde había salido. La criatura estaba herida y manchada de sangre, con trozos de su propia piel colgando hecha jirones. Uno de sus colmillos se había partido desde la base. Aun así, la criatura emitió un gutural grito de guerra y cargó contra Thassius. 

Grietas supersónicas provenientes del cielo atrajeron la atención de los combatientes, por lo que se olvidaron los unos de los otros. Cápsulas de descenso atravesaron la nube y bajaron a toda velocidad hacia el planeta que se encontraba debajo. Al siguiente minuto, el objetivo estaría repleto de Ultramarines. 

Thassius volvió su atención de nuevo hacia el descomunal mekániko orko y sonrió. A pesar de no poder ver su expresión mientras cargaba, habría jurado que el Xenos también estaba sonriendo.

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